Ricky Merino es bueno en el escenario y en la pista de baile. Su nueva versión de «Smalltown boy» es la prueba definitiva y especial con la que amanece el viernes 25 de septiembre. 

La identidad. Algo tan esencial como el «ser». Suena a derecho básico, a libertad garantizada. Sin embargo, ¿lo es? En los años 80, Bronski Beat lanzó al mundo una confesión cruda en la que se destapa la falta de visibilidad y el exceso de odio irracional hacia el colectivo LGTBI. Un niño huye del acoso y llora para su alma en soledad, y de esta triste e injusta idea nace este himno.

«Smalltown boy» en 2020: la lucha sigue viva

Ricky Merino revive Smalltown Boy en 2020, con un aire pop electrónico y estética ochentera. Recupera el mensaje que fue lanzado décadas atrás y denuncia que siga siendo necesario. Hablar de huir del miedo y la falta de aceptación debería sonar antiguo. Como no es así, Ricky comparte con el mundo la historia del chico que no encuentra paz en la supuesta paz de un hogar.

«Esta canción significó mucho para mí hace bastante tiempo y ojalá vuelva a serlo para alguien más», contaba por Twitter al anunciar la fecha de lanzamiento para su esperada versión ochentera. Tras éxitos como Bestia y Perfecto, Smalltown Boy recibe una bienvenida cálida y vitoreada.

La lucha por la igualdad y la visibilidad sigue viva, así que un tema como este no podía morir en las manos de los ochenta. Ricky Merino rescata el mensaje, lo arrastra a un sonido contemporáneo que respeta su origen y lo baila. Transmite tanto que queremos bailar con él. 

Es una apuesta valiente. «Aun queda mucho por hacer pese a que nos hagan creer que está todo normalizado y que tenemos todxs las mismas oportunidades», compartía en redes tras el lanzamiento de su último trabajo.

 

 

Imagen principal: Indica Producciones