«Pídeme» es el tema con el que Raoul Vázquez y Mireya Bravo sorprenden y enamoran una vez más. La colaboración, anunciada el mes pasado, llega a nuestras manos para quedarse.

Cuando tú te vas fue el pistoletazo de salida para Mireya Bravo. El pasado mes de julio anunciaba  y compartía su regreso a la música, una segunda oportunidad cargada de ganas y trabajo. Este 23 de septiembre vuelve a sonar, pero no lo hace sola. Nos reencontramos con Raoul Vázquez y, juntos, nos regalan una segunda parte del íntimo y especial La quiero a morir (OT2017).

Pídeme es una balada elegante, de voz nítida y vestida de despedida, súplica y miedo. Su música es agradable, lenta y nostálgica, y su letra es, simplemente, humana. Es directa, sincera. La lees y la entiendes, te ves en ella, te escuchas. Habla de incondicionalidad marcada por el vértigo a soltar la mano con la que hemos caminado. Una etapa que se acaba, un vínculo que se marchita o un recuerdo que se esfuma sin permiso… Tú, como oyente, decides a qué te aferras y a qué despedida temes.

¿Por qué duele «Pídeme»?

¿Por qué no iba a doler? Tenemos delante de nosotros la despedida más triste y temida, la que nos deja a un lado y sin opción, con poco más que el corazón hecho trizas, la confianza arañada y la autoestima sin reconocerse en el espejo.

Vivimos con el corazón en un puño por si querer e intentarlo dejan de ser suficiente. Suplicamos por la continuación de una cuerda que que se ha desgarrado. No entendemos cuándo empezó lo de aferrarnos a algo frágil y prácticamente deshecho, ni por qué rendirse es ahora una opción. Hemos cargado todo nuestro peso sin darnos cuenta y, ahora que el soporte cede, cansado y fuera de serie, no podemos dejarlo ir. No sabemos que podemos. No sabemos caminar sobre suelo firme y nos parece más seguro pender de fuerza efímera. Tenemos la esperanza de que nos salve lo de siempre, aunque se nos escape entre los dedos esta vez.

Uno de los versos más estremecedores es «Háblame aunque sea a medias». Está cargado de sinceridad, se atreve a confesar debilidad y desespero. Nos arrastramos por un poco más. Nos ofrecemos y nos conformamos con lo mínimo porque creemos que, en esa nueva vida al otro lado de la despedida, nos vamos a quedar sin nada más que miedo.

«Todo lo que fuimos simplemente arde»

«Pídemelo, por favor, que no me vaya» habla de ese punto en el que quieres quedarte y necesitas una excusa. No eres bienvenido, se acabó y no importa lo dispuesto que estés a amar cualquier pedazo, por punzante y pequeño que sea, así que insistes. Negarse a dejar ir, odiar rendirse y agotarse en intentos, de eso habla. Algo se marcha con pasos firmes y decididos, y tú te quedas para escuchar el eco del adiós. ¿Cómo no iba a doler Pídeme?

La confesión llega de la mano de Raoul. «Tengo miedo a quedarme solo, y siento que si salto y no estás nunca más volveré a confiar», dice. Es una línea desnuda y terriblemente real. Por un momento, en la sombra del que se marcha, no sé ni quién soy. No hay salvación ni esperanza para medias palabras que han sido rogadas.

Detalle firmado por Mireya Bravo y Raoul Vázquez | Imagen promocional

Escuchamos cómo se rompe la ilusión de tenerlo todo bajo control, un «no pensé que fuera demasiado tarde, todo lo que fuimos simplemente arde» que nos cuenta cómo duele haber perdido a alguien sin haberlo visto venir. «Por mi parte sin rencor», añaden, porque está todo en llamas sin haber empezado ningún tipo de fuego. Culpamos a una chispa ajena por convertirnos en cenizas sin previo aviso.

Elegancia y detalle en «Pídeme»

Pídeme se acompaña de un videoclip sencillo y elegante. Lo lidera una interpretación correcta y exacta para lo que pretenden transmitir. La forma en la que cantan y visten las letras potencia la credibilidad de las mismas. Atrapan desde un primer momento, tan reales, bellos, detallados y sencillos.

Es de noche y hay un coche entre ellos que solo arranca cuando está todo hablado y los caminos se bifurcan. Las luces anaranjadas brindan intimidad y completan una estética muy bien llevada y coordinada.

Pídeme es lo que esperaba de estas dos voces uniendo fuerza. Son potentes, no temen a la verdad y se desgarran con ella. Escuchar a Mireya es siempre un placer, y descubrir un poco más de Raoul es una delicia. Nos quedamos con la miel en los labios y empezamos a desear más música.

 

 

Imagen principal: Portada de «Pídeme»