El tercer álbum de Harry Styles, ese esperado «Harry’s House», ya es también completamente nuestro. El pasado 20 de mayo salió a la luz este proyecto, todavía en boca de todos.

Harry’s House es diferente a lo que uno podría haber esperado tras Fine Line (Columbia Records, 2019). Claro que, en realidad, todo lo que ha sacudido al mundo desde entonces tampoco se ha comportado de forma protocolaria. Una pandemia y miles, incluso millones, de tweets más tarde, Harry Styles presenta un trabajo discográfico de más de cuarenta minutos de reproducción. 

Se trata de un álbum cohesionado, ochentero, particularmente nostálgico y definitivamente tranquilo, sin composiciones épicas al estilo Fine Line, de su homónimo CD, o el emblemático Sign Of The Times con el que empezó la carrera en solitario de Styles. Tampoco cuenta con baladas rasgadas como el Falling que enamoró a toda una audiencia en 2019, ni regalos bañados en rock como Woman o She, pero ni siquiera elementos tan fáciles de echar en falta han podido contra el carisma de Styles y el fiel seguimiento que le acompaña desde hace más de una década.

Aciertos y más aciertos en «Harry’s House»

As It Was, el primer y único single que conocimos de Harry’s House antes de su publicación, es la muestra perfecta para el álbum. Esas campanas que se han colado en lo más alto de las listas de canciones utilizadas en TikTok son, innegablemente, la mejor carta de presentación para las otras doce nuevas canciones. Intimidad y añoranza desde un primer contacto… Primer acierto en el primer single.

A pesar de las características perdidas, como la catarsis y el rock, el juego frutal de Kiwi y Watermelon Sugar continúa con la fina Grapejuice que empieza con un «one, two, three» susurrado y continúa con sonidos nuevos para Styles, falsetes y un aire veraniego difícil de disimular. Se podría escuchar con las ventanillas del coche bajadas, como la mayoría de temas en este CD.

Un gran acierto es, desde luego, entrar en el álbum con un tema algo desconcertante, pero muy musical y divertido, repleto de instrumentos poco explotados anteriormente. Sí, hablo del Music For a Sushi Restaurant, sus trompetas y el pegadizo ritmo con el que Styles da la bienvenida a su nuevo trabajo. De inmediato se capta la energía con la que se construye el resto del álbum y, aunque no será la favorita, sí de las más diferentes.

«Harry’s House»: tema a tema

A Late Night Talking, el tema dance ochentero con todas las papeletas de convertirse en un éxito de las radios, pudimos conocerla en el escenario de Coachella sobre el cual Harry Styles despertó la necesidad fanática de conocer más sobre su tercer CD. Boyfriends, la balada acústica que pone foco en voz y letra más que en instrumento, y que escapa de la línea general del álbum, también nació en Coachella y, por tanto, recibió menos atención al hacerse pública la totalidad de la novedad discográfica. En esta última encontrarán mayor confort aquellos oyentes fieles a Sweet Creature y Two Ghosts.

Daylight es una prueba más del estilo desenfadado con el que se ha construido Harry’s House. Confirma una vez más que el tono con el que se cuentan las historias en este álbum es tranquilo, elegante y pausado. Además, cuenta con algunos golpes instrumentales que podrían, de alguna manera, cubrir esas plazas vacías de canciones con finales que ascienden y ascienden hasta acariciar el cielo. Además, tiene una de las frases más adoradas en redes sociales: «If I was a bluebird, I would fly to you, dip you in honey so I could be sticking to you.«

Little Freak relaja al oyente para lo que vendrá a continuación. Se trata de un tema lento y muy agradable de escuchar, con cierto toque melancólico. Será la favorita de quienes sigan escuchando Cherry , entre otras canciones de ese estilo más bien triste. Es, además, la gran puerta hacia el gran tema: Matilda.

Matilda, con la letra que nadie debería sentir y que tantos sienten, con la voz cristalina y la historia muy directa y sin rodeos… Es la balada por excelencia, la historia que ha dado la vuelta al mundo y que recibirá, si es que recibe, poca crítica negativa. Es un tema dulce, a pesar de lo punzante del mensaje. La voz de Harry Styles se dedica a abrazar a quien escucha las palabras que recita: puedes empezar una vida completamente nueva sin dar explicaciones a quien no se las merece. Con Matilda se guardará silencio en estadios enteros.

Cinema rescata el ambiente festivo del CD y brilla con un desenlace desmelenado, instrumental, divertido y algo repetitivo. Satellite, poco comentada y muy completa, desprende una energía similar. Daydream, tirando un poco más de pop y recuperando los instrumentos de aire para una gran entrada, es puro verano, brisa y baile. Enlaza con Keep Driving de una forma tan natural que podrían ser la misma canción en dos tomos. En esta última, el toque Canyon Moon está presente.

El fin de la nueva era

Love Of My Life es la última página de este álbum. Ese «baby, you are the love of my life» recorrerá ciudades y más ciudades como momento estrella de las noches de concierto. Styles no termina su tercer álbum con un tema que únicamente podría funcionar en ese último escalón, pero sí con un piano muy dulce y sensible que invita a dar una vuelta más a Harry’s House. 

A pesar de la corta vida de Harry’s House en el mercado, es inevitable preguntarse qué camino recorrerá a partir de aquí y si, como podía suponerse con temas como Golden y Adore You, en algún futuro volverá a tocar sonidos a lo Fleetwood Mac, si continuará explorando sonidos como los de este tercer álbum o si volverá a sorprender con algo completamente inesperado. Sea como sea, el cuarto álbum de Harry Styles ya está en la lista de deseos de muchas de nosotras. 

 

 

Imagen principal: Harry Styles