Aunque mientan acerca de ello, la mitología y los cuentos e historias de civilizaciones pasadas son parte de nuestro presente. Así, ‘Que hable Casandra’ se posiciona como una mezcla de historias, tanto mitológicas como biográficas de la autora con un final de lo más reivindicativo: encontrar nuestra voz.

Todo el mundo ha sentido alguna vez como se hacía caso omiso a cada propuesta que se hacía, ya sea en el terreno de amistades, familia, laboral e incluso marital. Así, Elizabeth Lesser crea una obra maestra con ‘Que hable Casandra’, un libro que trata no solo de su propia vida, sino de la vida de muchas mujeres a través de la historia y que puede trasladarse no solo a tu vecina, tu prima o tu bisabuela, sino a tu propia historia.

La historia se divide en tres bloques enfocados en el mismo sentido: ¿cómo hubiera cambiado la historia si la hubieran contado las mujeres? El primer bloque habla de mujeres mitológicas y sus historias tratadas como brujas, seres infames o sin razón. De aquí, al hablar de Pandora o Eva como dos mujeres empoderadas, aparece el título del relato: el mito de Casandra.

En las narraciones, se puede observar cómo el patriarcado ha querido invisibilizar y callar las razones de cada una de ellas. En el caso, por ejemplo, de Eva, no la ven una mujer que busca la razón y es curiosa, que necesita de conocimiento nuevo. Por el contrario, esta es la gran desagradecida del hombre, quien tomó de la fruta prohibida después de haber nacido de la costilla de Adán.

Las siguientes partes, la segunda y tercera, analizan el poder que tienen las mujeres además de explicar lo que significa ser valiente, alejado del ideal masculino de valentía testosterónica y un manual de formas de encontrar fuerza para ser única y audaz en la vida. Todo ello, mezclado en una perfecta combinación de historias personales de la vida de Lesser y un conocimiento glorioso de la literatura de todos los tiempos.

‘Que hable Casandra’, pero ¿cuál es el mito de Casandra?

La propia autora de esta novela sociológica y feminista habla de cómo cambió su vida tras conocer el mito de Casandra, por la crudeza de su relato y por la actualidad de su contenido. Y esto se debe a que la historia habla de mujeres silenciadas, por medio de castigos de hombres que no saben cómo aplacarlas y deciden hacer entender a la población que la voz que vale es la suya, la masculina.

Casandra era una princesa con atributos muy bellos de la ciudad de Troya. Era tan bella que hasta los dioses caían enamorados de ella, sin ella quererlo. Tanto era así, que el propio Apolo –considerado el dios de la vanidad y el egocentrismo masculino– se enamoró perdidamente de ella. Ya que Casandra no puso sus ojos en él (porque no gustas a todo el mundo, por mucho que lo desees), este le regaló el don de conocer el futuro. Sin embargo, por más que este insistía en gustarle, no dio resultado.

Casandra le agradeció su ofrenda, pero no quiso satisfacer su deseo carnal. Como castigo, Apolo la maldijo con otro don, esta vez envenenado: a pesar de ver el futuro, nadie creería en sus predicciones. Y así fue como nadie creyó a Casandra y su voz quedó enclaustrada a pesar de predecir eventos tan decisivos para su pueblo como la Guerra de Troya.

Una lectura recomendada si alguna vez has perdido tu voz

Elizabeth Lesser ha conseguido crear un ambiente claro y directo en el que te insta a no callarte ante las injusticias o lo que no es bueno para ti. Un recorrido por la vida de una mujer que creyó tenerlo todo pero se dio cuenta de que le hacía falta eso: encontrar su propia voz.

Por eso, su lectura, además de enriquecedora desde el punto de vista de la literatura clásica hasta los clásicos modernos, es necesaria para entender cómo la historia que sabemos no es sino otra forma patriarcal estructurada para dar relevancia a la figura masculina, que siempre lleva a la femenina de accesorio.

 

 

Imagen destacada: Portada del libro – Álvaro Alonso