Colleen Hoover vuelve a las estanterías españolas con «Verity», una novela distinta a sus anteriores trabajos con la que explora el thriller romántico.

Verity es, desde un principio, un reto tanto para la autora como para su público regular. Colleen es conocida por sus obras románticas, títulos y portadas atrayentes a primera vista, premisas prometedoras y tramas cargadas de emoción, así que el anuncio de su primer thriller genera una mezcla de emoción y desconcierto.

¿Tanto se separa de lo que suele hacer la autora?

¡No! Tal vez Verity tire de un hilo retorcido que se aleja del romance puro y carga emocional del resto de sus obras, pero no deja de jugar con los elementos que Colleen tan bien sabe manejar. Siguen coexistiendo la buena redacción y la construcción de un romance que, a pesar de no ser la principal y única trama en la novela, no queda en un plano secundario ni innecesario. Por supuesto, los personajes no pierden la esencia de la autora.

Desde luego, Verity es una novela oscura. Sin perder la manera tan agradable con la que la autora explica sus historias, enreda la trama de una forma perturbadora y te regala algún que otro escalofrío. Es fácil atravesar el papel y sentirse observada en esa mansión.

Empieza fuerte y mantiene un ritmo muy bueno a lo largo de toda la novela, en especial en esa primera parte en la que no hay repetición de patrones dentro de la trama. Es una apuesta valiente que toca palos nuevos con la pluma adictiva y elegante de siempre.

La novela: una historia a dos voces

Lo más interesante de esta novela es la manera tan inteligente en la que Colleen usa dos voces para narrarla. Se intercalan capítulos de ambas historias, y es verdaderamente admirable lo bien caracterizadas y separadas que están entre ellas. Jugar a dos bandas podría poner en peligro la integridad de la historia, pero aquí se aportan tanto que se necesitan para cobrar sentido y transmitir al lector.

Como siempre, las páginas vuelan. Dejar la lectura para otro momento es difícil y, a la vez, en ocasiones no faltan ganas de soltarla y tomar aire fresco. Es fruto de intensidad y desorientación, y deja algún cabo elegante por atar, meticulosamente calculado y con la suficiente potencia como para dejar al lector algo frustrado y muy, muy desconcertado. No deja de ser un thriller psicológico que se dedica, en casi 400 páginas, a jugar con lo que sentimos, a desbloquear teorías e instaurar nuevos miedos.

 

 

Imagen principal: Portada de «Verity»