«Los lugares que me han visto llorar» es la última novela de Holly Bourne. Llega a todas las librerías españolas con la Editorial La Galera. 

Holly Bourne tiene un hueco en la literatura como escritora de novelas de carácter feminista y empoderante. En sus historias se tratan temas como el amor juvenil en situaciones tóxicas o enfermedades mentales. Tras el éxito de novelas anteriores, ¿Ya soy normal?, ¿Esto es amor? y ¡Lucha como una chica!, la autora vuelve para contar una historia actual y de vital importancia: Los lugares que me han visto llorar.

Para esta novela, Holly Bourne crea a Amelie, una estudiante adolescente del norte del Reino Unido que se ve obligada a abandonar su pueblo y mudarse al sur cuando despiden a su padre del trabajo. Deja atrás a su grupo de amigas y a su primer amor, pero se lleva con ella la promesa de volver en dos años y retomar su vida.

Sin embargo, en el nuevo instituto conoce a Reese. Un vínculo romántico y obsesivo se desata en las primeras páginas y se desarrolla a lo largo de toda la historia, mostrando comportamientos tóxicos que, por primera vez, se denuncian en esta obra literaria.

Tal vez esta novela esté repleta de clichés, sobre todo en la presentación, pero esas primeras páginas engañan. La idílica relación de Amelie y Reese está basada en el maltrato, y pronto en la novela se empiezan a mostrar todas esas actitudes que no se deben permitir.

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«Parecía amor. Sabía a amor. Pero esta no es una historia de amor»

Sí, entre estas páginas se encuentran todos los pasos que hay entre un pequeño comentario hiriente y un insulto repetido y planeado. Se trata, de la manera más sutil y bien plasmada, cómo el maltrato se cuela sin hacer ruido ni levantar sospechas, cómo va más allá de la violencia física, cómo puede manipular a la víctima hasta la culpabilidad y dependencia más absoluta, y cómo puede destrozar una vida. No se romantiza en absoluto la sobreprotección masculina, ni todas aquellas actitudes tóxicas que, desgraciadamente, se suelen romantizar en literatura juvenil. 

Es por eso que, tras haber leído Los lugares que me han visto llorar, quiero recomendarla a todo el mundo. Se puede aprender mucho con tan solo leer la experiencia de Amelie y escuchar los consejos de amigas de la protagonista y profesionales que se encuentran con este tipo de situación con una alta frecuencia. La idea de ser alejada de familiares, amigos y principios personales casi sin darte cuenta es terrorífica, y en esta historia se refleja a la perfección. Además, estas páginas son adictivas, enganchan y se leen prácticamente solas. 

Esta historia destapa la realidad de muchas chicas jóvenes que acaban creyendo que, si no duele, no es amor, que se merecen la degradación, las malas formas, los enfados, la violencia física y los insultos. Por suerte, esta novela se encarga de demostrar que no es así. Es un pedacito de literatura que va por el buen camino, que no idealiza una relación basada en los clichés machistas, tóxicos y letales de muchas otras, y que pone a la disposición del lector ayuda profesional.

 

 

Imagen principal: La Galera