Funambulista llenó el WiZink Center de Madrid el pasado sábado 8 de febrero en un concierto muy esperado, tanto por Diego Cantero, como por los asistentes y por los amigos que no quisieron perderse el concierto más grande de su carrera.

El pasado 1 de febrero se cumplió el primer aniversario de El Observatorio, el último disco de Funambulista, y qué mejor forma de celebrarlo que en el mítico WiZink Center. A las 21:00 horas se apagaron las luces y Diego Cantero apareció sobre el escenario con el puño en alto; y es que, para los que le hemos acompañado en el camino y hemos disfrutado de él en la intimidad de las pequeñas salas, aquella noche era todo un triunfo.

Viento a favor fue la canción elegida para abrir el concierto y, entre la ilusión que se palpaba en el ambiente, algunas frases del tema parecían escritas a propósito para la ocasión: «En un instante, te haces gigante, nada te pararáComo un idiota y Fiera dieron paso a las primeras palabras de Diego, aunque la atmósfera que se había creado hablaba por sí sola. «Creo que es fácil ver en mi cara y en vuestras caras la ilusión tremenda que tenemos de que esté ocurriendo esto que está ocurriendo«, comenzó. Era el momento preciso para recordar sus primeros pasos, cuando su mayor sueño era hacerse un hueco en los teatros y en las salas; por eso, anoche, no pudo hacer otra cosa que darle las gracias al público por llevarle la contraria.

La cantidad de artistas invitados, de amigos, que se subirían con él al escenario solo eran una muestra más de su enorme generosidad y humildad, porque, tal y como él mismo quiso recalcar, «las alegrías compartidas a mí me saben mejor.»  La vida de antes dio paso a la primera artista invitada de la noche. «La voz del pop«, en palabras de Diego, no podía ser otra que Leire Martínez, con quien compartió Volver a empezar. Continuó con Reina de la colmena y un primer aplauso para el gran equipo que hay detrás de esta gran noche, empezando por los técnicos de sonido y de iluminación.

Funambulista confesó que el segundo invitado era una verdadera influencia para él, un ‘maestro’ de Murcia «que hace canciones absolutamente preciosas.» Y, con esa presentación, no podía ser otro que Diego Martín. Dos ‘Diegos’, dos murcianos y dos talentos, por lo que Verlos Bailar fue uno de los regalos de la noche. Martín, al terminar la canción, no dudó en correr hacia el protagonista de la noche para levantarle del suelo y hacerle volar, un poco más si cabe.

Las colaboraciones siguieron, pero, más allá de las palabras que todos se dedicaban, destacaba una cosa por encima de todo: la alegría compartida de la que Diego hablaba al principio. Dicen que los amigos de verdad son aquellos que se alegran de tus éxitos incluso más que de los propios. Y Diego debe tener muchos, porque si algo tenían en común todos los artistas que le acompañaron era la ilusión compartida ante un triunfo más que merecido. El reflejo de esto fue Marwan, uno de los ‘causantes’ de esta gran noche, pues fue el que insistió para que dejase Murcia y probara suerte en la capital. «Su corazón no cabe en el WiZink Center», le presentó Diego.

«Hace 15 años o incluso menos íbamos de bar en bar, con la guitarra en la espalda, con los discos en la mochila e ilusionados a ver si venían 30 o 40 a vernos. Diego es de mis mejores amigos y ver esto hoy así… Yo sé que le ha costado venir a Madrid, que le ha costado mucho venir aquí. Esto es un regalo brutal«, dijo emocionado antes de compartir Demasiado buena.

Dos miembros de la gran banda que le acompañó, Sergio Bernal -a la batería- y Francesco Severino -al bajo-, demostraron su enorme generosidad al descolgarse sus instrumentos para cedérselos a otros dos amigos. Diego les definió como una banda con sentido del humor y con optimismo, las canciones que se pone un sábado por la mañana. Por eso, Y yo era la canción idónea para compartir con Efecto Pasillo.

Cuando se quedó solo sobre el escenario deleitó al público con un fragmento de la clásica María la Portuguesa, que encadenó con Aquí estaré yo. Las estrofas de Solo Luz las cantó entre el público, atravesó el WiZink y terminó la canción en una plataforma en medio de la pista, lugar a donde se trasladaron todas las linternas de los móviles. Allí aguardaba Marino Sáiz, con su violín, para acompañarle en Tiemblo. Su aparición en aquel lugar íntimo en mitad del WiZink Center hizo prever la llegada de una de las colaboraciones más esperadas de la noche.

Diego Cantero en el WiZink Center | Imagen: Funambulista vía Twitter

Todo empezó en otra noche con amigos hace años en Libertad 8. Junto a un gallego que ya sabe lo que es llenar el WiZink Center grabó Ya verás y lo colgó en YouTube. La paradoja de saber que el momento que vivieron poco más de 30 personas terminó teniendo miles de reproducciones y ahora eran ellos los que enmudecían para que el público cantara eso de «Ya verás como me olvidas y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría.»

Volviendo a la alegría compartida, Andrés confesó que en las primeras canciones del concierto tuvo una de las mayores lloreras de su vida al recordar cuando cantaban en los bares, mientras que ahora miles de almas cantaban con Diego en lo que el gallego considera «uno de los mayores triunfos en los que he estado en toda mi vida.» Acto seguido, no se quiso despedir de la capital sin darle las gracias a la gente que sigue premiando la palabra, el talento, la canción y, sobre todo, a las buenas personas. Líneas paralelas fue la última canción en ese lugar en medio de la pista y, mientras Funambulista regresaba al escenario principal, Marwan reapareció con el importante mensaje social que hay en Compañeras.

«Mujeres a las que les clavan los codos para que no asciendan en el orden social fijado por los hombres porque se deben al hogar. Mundo de hombres, mujeres frenadas, mundo patriarcal, mundo enfermo, mujeres lanzadas afuera, mujeres sin edén. Limitándose a amar, a ver la distribución desigual del poder y a seguir amando. Mujeres que aman, división sexual del trabajo, mujeres que aman, obstáculos para avanzar, trabajos no remunerados (querer y callar), mujeres que aman, competentes pero que no destaquen, mundo patriarcal, mundo enfermo, mundo enfermo, mundo enfermo.»

Como no podía ser de otra manera, este fue el preludio de Valiente y Libre. Le siguió Me Inventaré, dedicada a todos los niños del mundo y, en especial a su hija Irene, también presente en una noche tan especial. Y como la música va de tener amigos que componen y con los que compartir canciones, quiso que subiera al escenario el penúltimo invitado de la noche. Con él compuso Miedo hace tres años y desde entonces no ha hecho otra cosa que crecer con sus Incendios. «Para mí Diego es una persona que me hizo empezar mi proyecto, él fue quien me ha inspirado para escribir de corazón y ya sabes todo lo que te quiero. Para mí eres una de las personas con más talento que tiene este país y espero que todas las personas que estamos aquí podamos verte una y otra vez hacer canciones y cantar contigo», dijo Dani Fernández antes de empezase a sonar Miedo.

De la emoción del momento a que todo el WiZink bailara con Tuvimos Suerte. Quédate y Esa Luz anunciaron que el concierto estaba llegando a su fin. Diego y toda la banda se despidió de la capital y abandonaron el escenario, pero, tras unos minutos de oscuridad y silencio, regresó con La casa encantada, sentado en las escaleras junto con Tato Latorre a la guitarra. «Nos falta alguien por presentar», dijo, y el público ya sabía de quién se trataba. Diego habló de ella como una persona a la que ha visto volar; por tanto, no podía ser otra que Rozalén. La albaceteña quiso acordarse de Murcia, lugar que le ha regalado muchas cosas bonitas y, entre ellas, a Diego Cantero hace años en La Puerta Falsa. 15 años después ambos se abrazaban y cantaban juntos Otra Luz delante de miles de personas porque, en palabras de Rozalén, «a mí esto me parece totalmente justo y la justicia hay que celebrarla.»

Éramos Reyes fue la penúltima canción de la noche y no pudo haber mejor forma de despedirse que con Quiero que vuelvas. Un eterno estribillo era la prueba de que ni Diego quería abandonar el escenario ni el público que lo hiciera; por eso, cuando dejó de sonar la música y Funambulista presentó a la gran banda que le acompañaba -Francesco Severino, Sergio Bernal, Tato Latorre, Alejandro Martínez-, el público comenzó a cantar eso de «Quiero que vuelvas, a ver cómo te explico yo, que vuelvas…»

Todos los asistentes quisimos que volviera, ‘a celebrar la vida’, que no se fuera del escenario. Pero anoche, Diego no cumplió un sueño porque, como dijo al principio del concierto, un sueño es algo que anhelas. Diego celebró un triunfo con amigos que le han acompañado en este largo pero intenso camino. Y no solo ellos, los que hemos crecido con las canciones de Funambulista entendemos esa justicia de la que habla Rozalén o el triunfo al que asistió ayer Andrés. En definitiva, lo de anoche fue un triunfo de la música.

 

 

Imagen principal: Funambulista vía Twitter