El pasado 7 de diciembre, Madrid fue anfitriona, por primera vez, de La noche sin hogar. Junto con 49 otras ciudades en todo el mundo, artistas y comunicadores del panorama nacional se volcaron con los asistentes en la lucha por poner fin al sinhogarismo.

Chicago, Dublín, Oslo, Santiago de Chile… Eran muchas las ciudades que el domingo iban a ser anfitrionas de su evento, todas ellas dentro del gran proyecto The World’s Big Sleep Out, apoyado por entidades como Unicef y Fundación Malala, con el respaldo de figuras de la talla de Will Smith, Helen Mirren, Chris Martin o Meghan Trainor.  En España, HOGAR SÍ fue la entidad encargada de sacarlo adelante.

El objetivo de La noche sin hogar era congregar a 50.000 personas en 50 ciudades de todo el mundo y recaudar 50 millones de dólares que irán destinados íntegramente a la causa. De momento, en España han recaudado ya 60.000€, y su página web seguirá abierta para donaciones hasta inicios de enero.

Tras un breve vídeo en el que introducían el proyecto, eran las 19:30 horas cuando Helena Resano, presentadora del evento, pisaba el ya frío escenario de Matadero. Calificaba la noche de «histórica» y, como siguió haciendo a lo largo del concierto, se mostró muy agradecida con el público por estar allí. Mientras tanto, en Nueva Zelanda casi se despertaban y en Londres todavía no habían inaugurado la noche.

Helena Resano presentando el evento | Imagen: La noche sin hogar

Laura Simó, gran figura del jazz en nuestro país, fue la primera en ponerle banda sonora a La noche sin hogar. Con el clásico The way you look tonight de Sinatra, el gran Francesc Capella al piano, y unos chasquidos que no tardaron en envolver al público, empezó su actuación. Al terminar, y antes de seguir, quiso dedicarle unas palabras a la causa: «Espero que sea la última vez que se celebre esto porque ¡hogar sí!», dijo, recordándoles a los asistentes que «¡Hogar sí!» era el grito de guerra del evento. Aquellas pequeñas cosas de SerratIf I were a bell, del musical Ellos y ellasfueron sus canciones escogidas para despedirse.

Soledad Vélez, chilena, fue la siguiente. Cromo y platino, su tema más conocido, fue el primero. Entre el público, algunos cantaban con ella, y los rostros de muchos otros reflejaban que todavía estaban procesando lo que estaban viendo. Tanto su estilo, un electropop con clara inspiración ochentera, como su actitud en el escenario no dejaron indiferente a nadie. Tras No vuelvas Perverso, que estrenó allí mismo, el público llegó al final mucho más entusiasmado.

Fue entonces el momento para el primero de los testimonios de la noche: Macarena hablaba de su experiencia viviendo en la calle y contaba cuántas puertas había visto cerradas por no tener un domicilio. Ella, como muchos otros, sigue ahora su lucha contra el sinhogarismo desde una vivienda que le ha proporcionado HOGAR SÍ. Fue después Marián Juste Picón, presidenta de la organización, quién, emocionada, recordó que, con 31.000 personas en España viviendo en la calle, no es idealista tratar de erradicar esta situación por completo.

Con un «Muy buenas noches, bonita gente»Gaby Jogeix fue el siguiente en prestar su voz a la causa. En los tres temas que interpretó, entre los que estuvo Right way to love you, su último lanzamiento, atrapó al público con su blues y, en la última, con sus habilidades con el lap steel, instrumento que para muchos era desconocido y con el que Jogeix hizo maravillas.

Después de que Helena recordase el «¡Hogar sí!» una vez más, llegó Depedro. El que, sin duda, era el más conocido por el público hasta el momento, hizo las delicias de este. Con el tema de su dueto con Luz Casal, Te sigo soñandoarrancó. Después, ya con un ritmo mucho más animado, Hombre bueno hizo que el público, que le acompañó con palmas, se lo pasase de fábula. «Gracias por haber venido y enseñarnos lo que es la palabra solidaridad», dijo antes de interpretar la última: Como el viento.

Depedro durante el concierto | Imagen: La noche sin hogar

María, que pasó ocho años viviendo en la calle, puso sobre la mesa la situación de las mujeres sin hogar, que se hace todavía más peligrosa de lo que ya es la situación de todos aquellos que viven en la calle. Desde el otro lado del escenario, los que patinaban en la pista de hielo de Matadero se intentaban asomar para ver qué estaba pasando.

«Espero que no haga mucho frío para los que vamos a dormir fuera. Sé que hay mucha gente que no quiere, pero yo me apunto», saludaba Neuman. Con esto ya se metió al público en el bolsillo, del que no se lo sacó en ninguna de sus tres canciones: Bye fear / Hi love, Boystar Turn it, la más esperada por el público.

Otro escalofriante testimonio hizo de intermedio: María José hablaba de cómo un tanatorio pasó a ser el lugar donde más segura se encontraba y una gasolinera, donde, por 1,50€, se duchaba para así poder ir «presentable» a sus entrevistas de trabajo.

Isma Romero, con su apellido en la chaqueta, fue el siguiente. Los más jóvenes y las más jóvenes se hicieron oír al recibirlo. Empezó con Cicatriz, el tema del que lanzó una versión junto con Alfred García. «Y me encaja de un beso las respuestas, dibuja de belleza los segundos que dejan cicatriz», cantaba el público con él. Y siguieron cantando con Mala idea Carlota. «Muchas gracias por venir esta noche y hacer justicia a la calidad humana», se despidió.

Isma Romero interpretando uno de sus temas | Imagen: Alessandra Pereira – WHY NOT

Maika Makovski, desconocida por muchos de los que allí estaban, fue la causante de algún que otro «Madre mía» en el público: en los tres temas que interpretó dejó mudos a los que allí estábamos y no habíamos escuchado hablar nunca de ella. «Todos necesitamos que nos quieran hasta el final», dijo, haciendo un guiño a la causa y otro a la primera canción: Love you till I die. Se lució en elegancia y talento al piano para terminar de nuevo con la guitarra y Song of distance.

Fue el momento después de la actuación de Jamming Show. Genios del teatro y de la improvisación contaron con la ayuda de dos voluntarios del público en su, muy breve, pero divertidísima, intervención.

Tras otro vídeo, el reportero Jalis de la Serna tomó el micrófono, junto a Helena José Manuel Caballol, para charlar sobre el sinhogarismo. «El gran problema es que lo hemos normalizado», afirmó tajante el primero. Aprovecharon también para informar de que, en lo que llevaban de noche, se habían recaudado ya 2.000€.

La La Love You y sus animadísimas letras fueron los siguientes en pisar el escenario. Como había ocurrido con Soledad Vélez, los que no les conocían no se quedaron indiferentes, y todos acabaron disfrutando de sus animadas y muy originales letras. Laponia, El fin del mundo Más colao que el Colacao, la favorita de la mayoría, fueron los temas que interpretaron.

Con un estilo totalmente distinto y muchos años a su espaldas en el panorama musical español, Marlango les siguieron: Leonor Watling, con su voz, y Alejandro Pelayo, al piano. Empezaron con un tema suyo, Si yo fuera otray siguieron con su versión de Creep de Radiohead, que emocionó a más de uno en el público porque, pese a simple, fue preciosa. No necesitan extravagancias y les bastó con muy poco para crear un ambiente muy emotivo y dejar a todos con ganas de más. Con Dame la razón, elegantísima, terminaron.

Leonor Watling | Imagen: La noche sin hogar

Les siguió el que me atrevería a decir que fue la «estrella» de la noche: Marwan. Quizás no era el más esperado ni el más conocido, pero conquistó con su simpatía, su cercanía y su naturalidad, además de su buenísimo sentido del humor. «Me encantaría que la explanada estuviese a reventar», dijo, y es que, pese a que había bastante gente, había hueco para muchísima más. E introdujo entonces la primera canción, recordando que su padre, un refugiado palestino, había vivido en la calle durante toda su infancia; con Canción a mi padre, creó uno de los momentos más especiales de la noche. Puede ser que la conozcasfue el segundo tema: una preciosísima poesía sobre Madrid, ciudad a la que le agradeció la oportunidad de hacer proyectos como este. Tal emoción le puso que acabó con una cuerda rota y, con ese humor del que llevaba ya varios minutos haciendo gala, le pidió prestada la suya a Andrés Suárez. «Uy, de lujo, la guitarra de Andrés suena mejor que la mía», dijo en cuanto la probó, y acabó de consagrarse como el favorito de la noche. Terminó haciendo honor a su condición de cantautor, como él mismo dijo, «a ver si va a parecer que soy un tío optimista», y con Un día de estos, terminó. Le dejó entonces espacio a su pianista, que interpretó un tema de Nonno, su banda, Quién dijo miedo.

Con su guitarra ya en el escenario, Andrés Suárez entró y el público enloqueció. Muchos estaban allí solo por él. Se remangó, y con No saben de ti empezó. «Qué bonito», dijo al oír a la gente cantar, y dejó en manos del público muchas de las partes de la canción. Vuelve fue después; en ella, a un «Vámonos» de la multitud contestó con su clásico verso sobre una puesta de sol en Galicia, y algún «¡Gallego!» se escuchó por el público. Siguió con Te doy media noche y acabó alejándose del micrófono, cantó como quien canta en el salón de su casa: solo él y el púbico.

Andrés Suárez durante su actuación | Imagen: La noche sin hogar

Maribel Ramos Vergel, subdirectora de HOGAR SÍ, recordó que el problema no es tan complejo, que se puede erradicar. Y a ella le siguió Marlon, que también fue muy bien recibido por el público. Arrancaron con Mi Macarena, que cambió totalmente el ambiente nostálgico que había creado Andrés por uno muchísimo más animado. Siguieron con Volveré Te quiero, Candela, que tenían pensado que fuese el último tema. Pero el público les suplicó Marzo en febrero, y, aunque  no lo tenían planeado, aceptaron: ya solo con voz, piano y una guitarra, Adrián Roma, vocalista, se sentó en el escenario y cumplió con lo que les habían pedido.

Fue entonces el turno de la última actuación musical de la noche, y Despistaos subió al escenario. «Buenas noches, tenemos que enchufar todo», dijeron con la naturalidad que ya había marcado toda la noche. Mi accidente preferido inauguró la recta final del concierto, y se entregaron por completo. Antes de empezar con Estoy aquí, quisieron dedicar unas palabras de admiración a la labor de HOGAR SÍ, que habían tenido la oportunidad de visitar de primera mano. Con Física o químicasu canción más conocida, y una de las canciones de una generación, se despidieron.

Despistaos en el «photocall» del evento | Imagen: La noche sin hogar

Fue el turno entonces de que Miguel Ángel Muñoz Elena Ballesteros terminasen de contar el cuento que, a través de Instagram, escritores como María Reig, Miguel Gane, Patricia Benito, Antonio Carreño, David B. Gil y Saray Alonso, habían ido narrando. Iba el cuento sobre Gonzalo, un sinhogar al que una niña quiso escuchar hablar sobre su «hotel de millones de estrellas», la calle. «Las estrellas brillan, pero no dan color ni te hacen visible a los demás», leía Elena. «Colorín colorado…», y cuando el público se apresuró a finalizar la frase, la terminó ella: «… ojalá los derechos de Gonzalo sean garantizados.»

La noche sin hogar hizo que 200 personas llevasen sus sacos de dormir y sus esterillas y durmiesen en Matadero. La noche sin hogar se convirtió en hogar para todos los que allí estábamos: fue cálida y acogedora pese a los 3ºC de la noche madrileña. Fue emotiva, conmovedora y también escalofriante. Escalofriante pensar cómo la sociedad ha normalizado el sinhogarismo. Escalofriante pensar que pasan miedo, que los miran diferente. Escalofriante pensar que el frío, para el que la música era un consuelo esa noche, es frío sin consuelo para muchos todos los días. El evento fue una gran iniciativa, pero ojalá no haga falta seguir luchando por lo evidente.

Algunos de los 200 asistentes que se quedaron a dormir | Imagen: La noche sin hogar

 

 

Imagen principal: La noche sin hogar