«Ad Astra», la nueva película del guionista y director norteamericano James Gray, llegó a la gran pantalla el 20 de septiembre. Protagonizada por Brad Pitt, esta historia va mucho más allá de un viaje espacial.

Los avances de la película y su propia premisa indican que se trata de un viaje por el espacio cuando la Tierra se ve amenazada por un experimento cerca de Neptuno. Roy McBride (Brad Pitt), hijo del astronauta y científico que empezó dicho experimento, deberá embarcarse en un viaje a través del Sistema Solar para solucionar el problema y resolver dudas de su propia vida. Sin embargo, ¿es el viaje espacial el verdadero eje sobre el que gira la película?

Lo cierto es que Ad Astra cuenta con un argumento que podría haberse sostenido en un escenario terrícola. Aunque la existencia de la infinidad del universo en pantalla convierta la trama en algo más existencial, no deja de ser secundario. La soledad de Roy McBride es evidente incluso antes de embarcar en el vuelo comercial con la Luna como primer destino.

EL USO DEL UNIVERSO

El universo se utiliza como recurso de vacío y el más absoluto aislamiento. Roy McBride se introduce en la historia como un astronauta de extrema tranquilidad. Las evaluaciones psicológicas a las que se debe someter cada cierto tiempo, junto a sus pensamientos en voz en off, son la forma en la que el espectador llega a conocer al personaje de emoción inaccesible. El trabajo de Brad Pitt al ilustrar el cansancio del personaje es brillante. No hay plano ni diálogo que pase desapercibido o desconecte de la emoción a transmitir.

Brad Pitt en Ad Astra | Imagen: 20th Century Fox

Aun así, no hay personalidad cruda alguna que pueda con la soledad infinita del espacio, y Roy no es la excepción. En Ad Astra viajamos con sus pensamientos y evolucionamos con ellos. Nos convertimos en sus únicos cómplices a bordo, en su diario secreto. Con casi cien días de travesía en absoluto silencio por delante, ni siquiera el astronauta más entrenado sería capaz de sobrellevarlo con serenidad. El vacío del espacio y la falta de música épica hacen más fácil la conexión con la emoción del personaje, y es rompedora.

Se trata de una película lenta y bastante silenciosa, un viaje más personal que espacial. Ambientada en un futuro en que los viajes lunares son comerciales, Ad Astra es la historia que se encarga de explorar las posibilidades científicas y tecnológicas de un futuro capaz de llegar hasta el límite galáctico en busca de vida inteligente, pero en un segundo plano. Lo primordial es el desafío personal del protagonista, así como el efecto directo que el tiempo, la vida, el miedo, la soledad y la muerte pueden tener sobre cualquier persona.

Brad Pitt en Ad Astra | Imagen: 20th Century Fox

¿OBJETIVO CUMPLIDO?

A pesar de no alcanzar la expectativa épica espacial, sorprende por su carga emocional y, por supuesto, fotografía y ambientación. Hay ciertos aspectos, como el imposible efecto de la gravedad en superficies no terrícolas, que hacen torcer un poco el gesto. Así mismo, la aparición de según qué especies y batallas rompen la poesía general de la película, pero el objetivo audiovisual termina cumpliéndose con el mensaje que finaliza la proyección.

 

Imagen principal: 20th Century Fox España